Simbólicamente, la Biblia representa la historia del sistema socio-moral del hombre con dos árboles: el árbol del fruto del conocimiento del bien y del mal, y el árbol de la vida. La historia social comienza pues con el fruto del bien y del mal. Todos nuestros males sociales y en consecuencia los individuales se deben precisamente a no hacer lo correcto o verdadero de acuerdo a ese criterio de verdad. Decidimos lo que es útil, entre lo bueno o lo malo. La utilidad como criterio de verdad es la serpiente y el diablo que todavía arrastramos con nosotros hoy día. Pero aún está ahí, siempre simbólicamente hablando, el fruto de la vida. Con el fruto de la vida, con ese conocimiento (qué es realmente Dios y su relación con la vida humana) culmina en armonía en Dios y felicidad el Sistema Humano.
Dios no sólo llena y ordena el mundo atómico, el mundo fisico, como está a punto de demostrar la ciencia, sino que además ordena y le da sentido a toda la vida y existencia que conocemos, a nuestra historia, a nuestra sociedad y en consecuencia a la vida individual del ser humano. Cuando conozcamos a Dios, cuando podamos demostrarlo, entonces lo enseñaremos en las escuelas, en los cines, en la música, por todos los medios y vías. Será una transformación gloriosa de nuestra sociedad. Naceremos en un mundo que sepa que Dios es la Ley Universal en la que vivimos y sólo armonizándonos con esta Ley podremos vivir en un mundo justo y pacífico, feliz. Saldremos de la escuela no sólo sabiendo matemáticas y leer y escribir, sino además sabremos, porque es imprescindible, qué cosa es Dios y que sólo podemos vivir felices si es en armonía con ese Ser. Con este conocimiento científico se acabarán las diferentes opiniones religiosas que llegan hasta a convertir en ejércitos y partidos políticos enemigos a los hombres, respecto a una verdad a la que admirablemente se enfrentaron Jeremias (23:24) o Job (9:11), pero una verdad que hoy estamos más capacitados para comprender en toda su extensión y profundidad. Vivimos en una Ley social que es Dios mismo, Ley que tenemos que respetar de la misma manera que respetamos las leyes de la naturaleza, si queremos alcanzar una Sociedad justa y pacífica y, en consecuencia, un ser individual feliz.
El tiempo del conocimiento de Dios por hecho ha llegado:
La experiencia personal es el método de nuestra Era. Ni a Abraham ni a Moisés les hablaron de Dios. Ellos lo conocieron personalmente. ¿Usted prefiere que le cuenten qué cosa es Dios o experimentarlo en su propia vida? Usted tiene todo el derecho y la necesidad de conocer a Dios personalmente para poder comprender el mundo y la sociedad en que vive. Su vida tendrá más calidad y éxito en armonía con la realidad en la que vivimos y nos ordena: Dios.